Seguramente sabes que el estrés es malo para ti y que tienes que combatirlo a toda cosa, ¿verdad? Pero, ¿qué pasa cuando necesitamos ese estrés para vivir? Suena raro, ¿verdad? Pero es cierto. De hecho yo lo he experimentado en ciertos momentos en mi vida en los que siento que necesito de ese estrés, pues la vida tranquila me hace sentir inútil.
Déjame que te explique más…
Hay personas que son adictas a esa sensación de estrés que altera el estado de ánimo. Cuando nos sentimos bajo mucha presión hay una parte de nosotros que empieza a funcionar en estado acelerado; la presión arterial aumenta, la digestión se hace más lenta y sentimos que vamos por el mundo en piloto automático, pero lo curioso es que este estado nos hace sentir productivos, enfocados y activados. Aunque esto no puede parecer gran cosa, lo preocupante es que esta sensación se puede convertir adictiva. Y lo peor de todo es que estar estresado todo el tiempo no deja nada bueno, sólo úlceras, enfermedades cardiacas, depresión, dolores de cabeza y mayor tendencia a enfermarnos.
Y a ti, ¿qué te estresa?
Ciertas personas se estresan por la situación económica, otras por la inseguridad, hay quienes les estresa que tienen unos kilos de más y otros simplemente se abruman por las obligaciones diarias o escolares. Y no es que estas situaciones no sean suficientes para preocuparnos, pero, ¿en verdad tenemos que estar agobiados todo el día por ello?
Hay varias razones por las que podemos ser adictas al estrés. Puede ser que usemos la ansiedad como una táctica para distraernos y no afrontar los verdaderos retos de nuestra vida. O quizá de pequeños no recibíamos atención positiva a menos de que estuviéramos enfermos, lastimados o en problemas y buscamos constantemente este mismo estímulo. Las razones pueden ser muchas pero lejos de preocuparnos por algo más en nuestra lista, mejor busquemos soluciones practicas.
¡Adiós estrés!
-Saca el estrés- Cuando sientas que la mente está jugándote una mala pasada y que el estrés empieza a subir, libéralo ya sea hablando acerca de lo que sientes con alguien, gritando o incluso haciendo un ejercicio liberador como: correr, boxear o pegarle a un almohada.
-Rompe el hábito- Es muy probable que tu manera estresante de reaccionar a la vida se haya convertido en una rutina así que de ahora en adelante busca otros recursos que te hagan cambiar esta respuesta. Por ejemplo: escucha música y canta a todo pulmón mientras vas en el tráfico, date ratos de descanso durante el día para que el estrés no se acumule, trata de cambiar tus pensamientos de preocupación por unos agradables, busca soluciones sencillas a tus problemas, etc.)
-Apapáchate- Detrás de las sensaciones estresantes están sentimientos de miedo, dolor, inseguridad, enojo, etc. Trata de darte espacios en los que puedas sentirte más en paz, con seguridad y que puedas sanar tus heridas. Pero sobre todo, trátate con mucho amor y comprensión.
-Busca salidas creativas- El realizar actividades que te saquen de la rutina diaria son excelentes para romper el ciclo del estrés. Prueba cocinar, pintar, escribir, bailar, dar un paseo cerca de la naturaleza por lo menos una vez a la semana.