¿Qué pasa cuando discutimos frente a nuestros hijos?

Seguramente te ha pasado alguna vez, estás enojado con tu esposo(a) y empiezan a discutir enfrente de sus hijos. Antes de que empiecen los gritos y agresiones ¡deténganse! ya que los niños terminan pagando el precio de los pleitos entre los padres. “Pelear enfrente a tus hijos es algo así como abuso infantil” dice el Dr. Phil. Antes se creía que no era malo que los niños vieran pelear a sus padres, mientras los vieran reconciliarse al final, pero estudios recientes muestran que cuando los niños escuchan gritos se disparan sus hormonas del estrés, además de que les genera mucho miedo e inseguridad. Cuando se sienten inseguros y fuera de control, a muchos niños les cuesta trabajo dormir o empiezan a actuar con signos de ansiedad, muy desafiantes y empiezan a portase mal o hacer berrinches. Pero lo peor de todo es que aprenden el mensaje de que “peleando” es la manera correcta de resolver los problemas.

¿Qué hacer?

La próxima vez que pelees con tu pareja, pregúntate lo siguiente:

-¿Qué está pasando por mi mente para perder de esta manera el control?

-¿Qué es lo que quiero ganar?

-¿Qué es tan importante que no puede esperar a que estemos los dos en privado?

-¿Vale la pena acabar con la armonía de mis hijos por un pleito?

 

Después de calmarte, considera esto:

-Los niños aprenden de lo que ven. Así que mejor detente y piensa acerca de las actitudes que les estás enseñando.

-Cuando peleas enfrente de tus hijos, estás poniendo las necesidades de los padres por encima de ellos. Mejor tomen la decisión de no dejarse llevar por los impulsos y de mejor amar y proteger a sus hijos.

-Hay temas importantes que se deben de discutir en un matrimonio pero se deben de arreglar en privado.

-Hay quienes aseguran que no pueden de controlar su enojo, pero esto no es cierto. Sí se puede controlar si en verdad se lo proponen. La famosa solución de contar hasta 10 y respirar profundamente puede ser una buena opción para calmarse.

-Lo mejor que le puedes enseñar a tus hijos es cuando sus padres discuten de manera respetuosa y llegan a acuerdos sin agredirse.

 

¿Y si ya empezaron el pleito?

La próxima vez que se encuentren a medio pleito, ¡deténganse!, modelen a sus hijos una mejor reacción y asuman la responsabilidad de sus actos. Uno de los dos puede decir: “Lo siento mucho, estoy muy estresado. ¿Podemos hablar más tarde?”. Si pueden, terminen el pleito con un beso o un abrazo.

Los niños deben de aprender que todos tenemos derecho a diferentes opiniones pero también a escucharnos y a llegar a acuerdos que favorezcan a las dos partes, no sólo a una. Enseña a tus hijos que no hay nada malo con enojarse con tu pareja, pero no por eso lo dejarás de querer. Por eso siempre resuelve tus problemas con respeto y afecto.

Autor entrada: Editora

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