¿Alguna vez te has preguntado si estás destinado a ser gordito(a)? Es curioso como cuando oímos hablar de obesidad, siempre pensamos que no se refieren a nosotros. Que aunque sí comemos de vez en cuando frituras, pastelitos, refrescos, tortas y pizzas, sentimos que a nosotros no nos va a pasar. Pero las estadísticas son cada vez más alarmantes. En 2019 en México, 1 de 4 niños ya padece obesidad, así como 1 de 3 adolescentes. El 30% de los mexicanos son obesos y el 40% tiene sobrepeso. Sin lugar a dudas nos hemos ganado el puesto del país más gordo del mundo a pulso.
Lo más triste es que las personas con obesidad reducen su esperanza de vida en 10 años y tienen riesgo de enfermarse de forma temprana. Pero, ¿cuáles son los factores que provocan que podamos llegar a ser “gorditos” por no decir “obesitos”?
Ten mucho cuidado si:
-Si fuiste un niño gordito tienes un riesgo del 80% de ser un adulto obeso. Si tienes familiares con obesidad, tendrás una mayor predisposición. Esto es porque los niños aprenden a comer de acuerdo a lo que hacen los padres. Los hábitos familiares se vuelven los de los hijos.
-Las preocupaciones por el peso también se copian de la familia. Ten en cuenta lo anterior si tienes hijos, ya que está comprobado que el éxito de una buena alimentación en un niño depende de la familia.
-Llevas una vida sedentaria. Si tus padres son o fueron sedentarios, los hijos serán iguales.
-Pasas muchas horas frente a una pantalla, ya sea TV, Computadora, Tablet o Smartphone.
-Comes mucho fuera de casa o de prisa.
-Te gusta la comida rápida, golosinas y comida chatarra.
-Lo que bebes es alto en calorías como: refrescos, jugos, cafés azucarados, etc.
-Tus padres tienen sobrepeso. Cuando se tiene un padre obeso se tiene 4 veces más riesgo de obesidad. Si se tienen dos padres obesos, 8 veces más de riesgo.
-Lidias tus problemas emocionales como aburrimiento, estrés, depresión o ansiedad comiendo.
-En el caso de los niños, cuando los dos padres trabajan, esto es factor de riesgo para la obesidad porque quien lo cuida a veces es muy permisivo y los deja comer lo que sea. También los padres compensan dándole golosinas a sus hijos para disfrazar las culpas que sienten.
Realiza los cambios necesarios
¡Auch! Si contestaste sí a la mayoría de los factores de riesgo es momento de hacer un cambio radical en tu forma de vida. No haces cambios “por un ratito” sino duraderos como:
-Fomentar la actividad física DIARIA
-Elegir alimentos frescos y sanos
-Consumir verduras en todas las comidas
-Elegir grasas saludables como aceite de oliva, aguacate, almendras, chia, linaza, etc
-Consumir proteínas bajas en grasas como pescado, pechuga de pollo, atún, salmón, lomo de res o cerdo, etc.
-Comer más en casa en un ambiente agradable y sin tensión
-Beber agua simple
-Evitar alimentos fritos y azucares refinados
-Evitar los refrescos y jugos
-Consumir postres sólo en ocasiones especiales
-No usar la comida para manejar las emociones
Agradecemos la información proporcionada por la Dra. Ma Eugenia Ibarzabal, Coordinadora de la Clínica de Trastornos de la Conducta Alimentaria de Medica Sur, CDMX