¿cómo reconocer la diferencia entre un conflicto pasajero y una verdadera crisis laboral?
Trabajar es una parte valiosa e indispensable en nuestra vida. Nos trae grandes satisfacciones y una manera honesta de mantenernos económicamente, “pero desgraciadamente hay muchas personas que se dedican a un trabajo que va en contra de su equilibrio y calidad de vida, ya que en muchos caso carecen de un ambiente o clima laboral con un enfoque humano, y en muchos casos, porque han tomado el trabajo que estaba disponible o el que les pagará más sin tomar en consideración sus propios intereses, habilidades o patrones de distribución de tiempo”, escribe la Dra. Deborah Legorreta en su libro “Vivir Plenamente, hacia el equilibrio y la calidad de vida”.
El trabajo nos debe de traer más satisfacciones que la simple remuneración económica. Debe de hacernos sentir útiles, importantes, así como ayudarnos a crecer y estimularnos intelectualmente. Como el cantante Sting comentó recientemente a la cadena norteamericana CBS, “Yo haría este trabajo sin recibir nada de dinero. El amor a lo que hacemos debe de ser la meta a seguir”.
¿Sólo una mala época?
Existen malas épocas y baches aún en el mejor de los trabajos. No existe trabajo perfecto, pero que sí una vocación por seguir en una labor determinada. Durante la vida se presentan épocas durante las cuales los problemas no parecen tener fin, pero si nos encontramos en el trabajo adecuado, podremos aprender de estos conflictos y seguir creciendo laboralmente. Aún así existen señales muy importantes que debemos de escuchar si deseamos crecer en nuestra labor y sobre todo, seguir disfrutándola. Si nos sentimos desmotivadas, malhumoradas, deprimidas o incluso enfermas, estas son señales de que es el momento de cambiar de trabajo.
Un elemento muy importante que debemos de tomar en cuenta es que no puedes saber si ya no estás en el trabajo ideal si no te conoces ni entiendes. Sin la claridad de tus valores, intereses y cualidades no podrás distinguir la diferencia entre las pequeñas broncas laborales a los conflictos más profundos. Cuando estamos en el trabajo correcto sentimos satisfacción por lo que hacemos y por hacer una diferencia en nuestra empresa y país. Y debido a que el trabajo consume la mayor parte de tu día, es una mala idea quedarte en uno que no cumple con tus expectativas. Si este es tu caso, realiza un plan a corto plazo en el cual empieces a buscar un nuevo trabajo. La búsqueda puede tomar tiempo, así que no esperes demasiado. Habla con tus superiores y si no consigues cambiar tus condiciones laborales, empieza a mandar currículums y a promover tus servicios en otras empresas.
Es tiempo de cambiar.
Hay varias claves que indican que ya es tiempo de dejar tu trabajo. Descubre las 5 más importantes.
- Tu vida se ha transformado.
Hay trabajo para todas las personas y para diferentes estilos de vida. Es probable que un trabajo te funcione de maravilla cuando estás soltera, pero ya no suceda lo mismo cuando te cases. Lo mismo cuando te conviertes en madre. O también puede suceder que el trabajo te quede tan lejos de casa que pasas 3 horas o más en el coche diariamente y esto te tiene muy cansada. Los horarios erráticos así como los viajes frecuentes son las razones por las cuales muchas mujeres toman la decisión de cambiar de trabajo después de que forman una familia. Y esto no significa que debas de dejar de trabajar por completo, sino buscar una labor que vaya más de acuerdo con tu vida actual. Es importante encontrar el trabajo o la profesión que complemente tu estilo nuevo de vida en lugar de convertirse en un obstáculo.
Andrea Basurto, directora de una compañía de telefonía celular es el perfecto ejemplo. Ella era la mujer moderna del siglo XXI, trabajaba largas horas, viajaba constantemente y aportaba una gran cantidad de dinero a su hogar. Debido a que su esposo también trabajaba, ambos llevaban una vida muy cómoda y lujosa. Cuando ella se embarazó, descubrió que los deseos y motivaciones pueden cambiar en un cerrar de ojos. Al nacer su hijo, organizó todo perfectamente para que el bebé fuera cuidado por una enfermera calificada en la privacidad de su hogar. Mientras tanto, ella trabajaba largas horas como antes pero ésta vez ya no las disfrutaba. Cada mañana sentía que una parte de ella le fuera arrancada cuando se despedía de su bebé. Y este sentimiento empeoró cuando su hijo prefería estar con “su nana”, que con ella. Esta fue la señal inequívoca de que era el tiempo de cambiar de trabajo. Con su currículum y experiencia no tardó en conseguir un trabajo menos demandante en otra compañía de la misma rama. Ahora Andrea es madre de tres hijos y no se arrepiente de haber hecho tal movimiento pues tiene la oportunidad de disfrutarlos todas las tardes y, lo más importante, de verlos crecer.
- No ves claro tu futuro.
Quizás cuando comenzaste en ese trabajo, las cosas parecían muy prometedoras. Tu jefe te habló acerca de los grandes planes de expansión de la compañía y de tu posible ascenso en corto tiempo. Pero desgraciadamente los cambios en la tecnología, en la economía o en la industria han hecho que todas esas posibilidades hayan decaído a niveles insospechados. Tampoco te sientes lo suficientemente valorada ni tomada en cuenta.
Cuando nos encontramos en una situación como ésta, es tiempo de evaluar nuestra posición en la empresa. Tal es el caso de Diana Figueroa quien lleva trabajando en un bufete de abogados durante 4 años. Durante todo el tiempo que ha laborado ahí sólo una vez le han dado un ascenso importante. En el momento en el cual corrieron a su superior, ella estaba segura que la que tomaría su lugar sería ella, pero al no suceder esto, tomó la decisión de dejar el trabajo. Claro, que sin antes pedir una explicación por parte de los socios del bufete.
Y aunque el ganar mucho dinero o tener el puesto más alto no forma parte de las razones principales por las que una persona se queda en un trabajo, cuando sabemos que nuestro trabajo está siendo reconocido y que tenemos variedad y crecimiento, es más probable que nos quedemos por más tiempo.
- El trabajo te está enfermando.
Cuando Sandra Nasta dejó su trabajo tenía tal inflamación en el estómago que todo mundo le preguntaba que si estaba embarazada. Para ella el estrés era tan fuerte que sufría de graves problemas de colitis y gastritis. Las exigencias laborales eran tan grandes que ella empezó en enfermar seriamente. Debido a que su enfermedad era provocada por el estrés, no había medicina ni operación que pudiera ayudarla a deshacerse de las molestias. Después de varios meses de enfermedad no tuvo más remedio que renunciar al trabajo. Al cabo de unas cuantas semanas, las molestias empezaron a ceder y ella, a recuperar su salud. Gracias a esta experiencia ella descubrió que lo importante es preservar su salud mental y física, sin importar qué tan alto sea su puesto o incluso su salario.
Ningún trabajo vale la pena cuando éste es el responsable de que tu salud se encuentre mermada. Ya sea que tu trabajo te pone en riesgo físico o que el estrés es tan grande que ha afectado tu salud, es importante darse cuenta antes de ser víctimas de un trabajo. Cuando los niveles de estrés que se manejan en el trabajo empiezan a afectar la salud física o mental o las relaciones con tus amigos a familiares es importante poner en la balanza qué es lo más importante. Trata de descubrir las señales que muestran serios problemas de salud como: agotamiento, frustración o conflictos en todos los ámbitos, y busca nuevas opciones laborales.
- Ya llegaste al tope.
Cuando llegamos al tope de nuestro crecimiento profesional invariablemente dejamos de arriesgarnos y de seguir tomando retos. Es en este momento cuando ya no existen nuevas oportunidades por lo tanto realizas tu trabajo mecánicamente y tus labores son demasiado rutinarias. En poco tiempo empiezas a aburrirte y a quedarte en tu zona de confort.
Es este caso, es imprescindible hablar con tus empleadores para explorar alguna alternativa de cambio dentro de la misma empresa. “Es cuestión de atreverse a explorar otras alternativas sin dejar el empleo actual y de hacer el cambio cuando estés seguro que la nueva oportunidad resultará más parte de tu vida y no tan sólo algo que hacer para que te paguen”, dice la Dra. Legorreta. Si descubres que no hay ninguna opción importante, es momento de abrir nuevos caminos en otras empresas o incluso empezando tu nuevo negocio, para de esta manera, lograr un verdadero crecimiento como ser humano.
- Tienes una pésima relación con tu jefe o tus compañeros.
Lorena Martínez comenzó a odiar su trabajo justo cuando llegó el nuevo director de la compañía. Su actitud injusta y despectiva empezó a envenenar el ambiente laboral. Ella trató de hablar con varios gerentes y compañeros de trabajo, sin lograr descubrir salidas al problema. Después de varios meses de conflicto descubrió que sólo habían dos salidas: aguantarse o renunciar. Sin pensarlo más tomó la segunda salida, negociando la renuncia con su superior para obtener así más beneficios.
Así como Lorena, cuando las circunstancias laborales se convierten en insoportables debido a una mala relación con el jefe o con compañeros de trabajo, una buena opción es dejar el ambiente enrarecido. Hay ocasiones en las cuales los conflictos pueden ser enmendados dialogando, trabajando en equipo o dejando pasar un poco de tiempo, pero si éstos se basan en una falta de respeto como: acoso, agresiones verbales o físicas o trato indigno, no dejes pasar más tiempo y renuncia. Si es necesario, busca la ayuda de un abogado laboral, que te ayude.
No renuncies sin antes hacer esto
-Asegúrate de estar haciendo lo correcto-
Escribe las ventajas y desventajas de tu trabajo, hacia donde deseas que vaya tu carrera laboral y explora otras opciones de trabajo dentro de la misma empresa antes de tomar un paso definitivo como renunciar.
-Prepara el campo-
Actualiza tu currículum e investiga cómo se encuentra el mercado laboral por si es necesario que tomes algunos cursos de actualización en algunas ramas antes de pedir un nuevo trabajo.
-Investiga cuánto recibirás-
Investiga de antemano, cuál es el paquete de finiquito y liquidación de tu empresa, para que así puedas saber cuánto dinero recibirás después de tu renuncia.
-Mantén la calma-
No importa qué tan agraviada puedas estar con tus empleadores, siempre es necesario que mantengas la calma. Trata de evitar la confrontación y demuestra tu calidad humana y respeto en todo momento.
-Conoce tus derechos legales-
Habla con un abogado o experto en recursos humanos para que conozcas cuáles son tus derechos, en caso de que algo salga mal en cuestiones legales en el momento de la renuncia.
-Deja las puertas abiertas-
Por muy molesta, frustrada o indignada que te encuentres, trata de dejar las puertas abiertas en la empresa. La vida da muchas vueltas y en un futuro puedes volver a trabajar ahí. También puedes negociar un trabajo externo con ellos o incluso tener a tu empleador como cliente en un futuro.
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